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Junta de Gobierno

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Residencia Canónica

Iglesia del Convento de San Francisco

Plaza Manuela Murube 3
41740 - Lebrija (Sevilla)

     La Hermandad se hallaba establecida en una capillita de la Iglesia del Convento de San Francisco. Esta Iglesia se construyó entre 1577 y 1615 año en el que aun se trabajaba en la capilla mayor, costeada por las donaciones de los hermanos García de Ledesma. Desconocemos cual sería la ubicación de la capillita originaria en la que se estableció la Hermandad pero no sería de extrañar que estuviese emplazada en el mismo lugar en el hoy está ubicada. En el año 1685 gobernando la cofradía D. Diego de Guzmán Gil de Ledesma se estaba construyendo en los terrenos anteriormente citados, una capilla que sustituiría a la primitiva para la que ya habían adquirido un retablo, aun sin dorar por aquella época  . La capilla se edificó sobre unos terrenos anexos al propio convento que mediante un arco de medio punto abierto en el muro del lado del evangelio se comunicaba con su iglesia. A través de estos dos arcos se accede al recinto que acoge la Capilla de Ntro. Padre Jesús y la de la Virgen de los dolores unidas a su vez interiormente por un arco de medio punto. La capilla del Nazareno está compuesta de dos cuerpos, uno de ellos rematado sobre pechinas por una cúpula y el otro por una bóveda de cañón y falsos lunetos en el espacio del retablo. En este segundo cuerpo se halla el portentoso retablo que acoge en su hornacina central bajo un arco en forma de templete-sustentado por cuatro ángeles atlantes- la imagen de Ntro. Padre Jesús Nazareno. Es un retablo de casi cinco metros de longitud, en cuyo conjunto hay elementos mezclados de distintas  épocas debido a diversas recomposiciones a las que ha sido sometido. El altar en madera dorada y policromada de dos cuerpos y tres calles separadas por columnas salomónicas con guirnaldas florales.

     Debemos señalar que en los laterales de la misma en unos nichos se encuentran según se entra en el de la izquierda la imagen de la cotitular de la Hermandad, Sta. Mujer Verónica, y en el de la derecha una imagen moderna de Simón de Cirene realizada en 1983 por D. Rafael Barbero. Asimismo en la parte izquierda de la capilla se encuentra la imagen de San Juan Evangelista en madera estofada de la primera mitad del SXVII.

     En la capilla de los Dolores en un retablo moderno de madera dorada se encuentra la imagen de la titular de la Hermandad Mª Stma. De los Dolores. En uno de los laterales de la misma se encuentra un cuadro que recoge una representación de la Virgen de la Antigua, fechado en 1602 y firmado por Alonso Vázquez.

 

 

 

 

 

Imágenes

  

    Ntro. Padre Jesús Nazareno

 

    Ntra. Sra. de los Dolores

 

    San Juan Evangelista

 

    Santa Mujer Verónica

Historia

Hermandad y Cofradía de Servita de Ntra. Sra. de Los Dolores, Ntro. Padre Jesús Nazareno, San Juan Evangelista y Sta. Mujer Verónica


ORÍGENES DE LA COFRADÍA

     Como evidencia su título esta Hermandad hoy en día es producto de la unión de dos distintas en el pasado, la de Nuestro Padre Jesús Nazareno, fundada en el convento de San Francisco de la Observancia y la VOT de los Siervos Bajo la protección de Ntra. Sra. De los Dolores.

     La fundación de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno fue aprobada por D. Iñigo de Leziñana, Provisor Eclesiástico el 10 de Mayo de 1587 instalándose desde entonces en una capilla pequeña del Convento de San Francisco.

     Nada se sabe de la advocación de la Virgen que acompañaría a Nuestro Padre Jesús Nazareno desde su fundación hasta que se fusionó con la de los dolores aunque debemos señalar que en la capilla de la Hermandad hay un cuadro representando a la Virgen de la Antigua.

     Tras la Real Orden dictada por Carlos III en 1783 de todas las Hermandades erigidas sin autorización Real ni Eclesiástica, no se tiene conocimiento de la aprobación de sus reglas por el Supremo y Real Consejo de Castilla, aunque si esta documentada la existencia de la Cofradía de Ntro. Padre Jesús Nazareno, pues en 1792 adquirió unas nuevas parihuelas para la Semana Santa que aún se conservan.

     La Invasión Francesa obligó a los cofrades a salvaguardar las imágenes titulares anta la amenaza de los franceses. Con la Hermandad dispersa, el proceso desamortizador propició el abandono del Convento por parte de los Franciscanos ocasionando la desintegración total de la Hermandad. Tras estos años de desconcierto en los que cesó prácticamente la actividad de la Hermandad esta comenzaría a andar de la mano de otra creada recientemente en el mismo convento. La sujeción de la Hermandad de Jesús Nazareno a la de Los Dolores le permitiría gozar de una protección reglamentaria con aprobación civil y eclesiástica ya que la congregación de los Siervos de María pronto se agregaría a la Venerable Orden Tercera de Sevilla.

     En 1849 carecía de Reglas, el Visitador de ese año Gregorio López, mandó buscarlas y si no aparecían que se hicieran otras nuevas. En vista de que la indagación resultó infructuosa, la hermandad acordó en 1 de enero de 1852 nombrar una comisión encabezada por el Hermano Mayor José López Valiente para que redactasen unas nuevas Reglas, o si les parecía oportuna, solicitaran la incorporación de esta hermandad a la Venerable Orden Tercera de los Siervos de María Stma. de los Dolores de Sevilla. En cabildo de 10 de mayo de ese año se manifestó la comisión que había optado por incorporarse a dicha Orden con el título de “Venerable Orden Tercera de Siervos de Mª Stma. de los Dolores y Ntro. Padre de las Tres Caidas”, lo que había sido concedido por Decreto del Arcipreste de la Santa Iglesia Catedral de Sevilla.

     En el año 1979 se redactaron unas nuevas Reglas aprobadas por el Obispo auxiliar de Sevilla D. Rafel Bellido Caro tomando entonces el título de Venerable Hermandad y Cofradía de Servitas de Mª Stma. de los Dolores, Ntro. Padre Jesús Nazareno, Sta, Mujer Verónica y San Juan Evangelista.

     Siempre hizo estación de penitencia en la Madrugada del Viernes Santo con una organización muy semejante a la actual, predicándose en la Plaza el “sermón de la Madrugá”. El recorrido era más corto que el actual. La mitad del mismo se hallaba en la Caridad donde se efectuaba el relevo de los hermanos que portaban las parihuelas. Doce hermanos con túnicas moradas cargaban la de nuestro Padre, ocho con túnicas negras la de Ntra. Sra. y seis con túnicas blancas la de San Juan. Todos lucían el mismo escudo de la Virgen de los Dolores.

     Aparte de su estación de penitencia, en contadas ocasiones salió a la calle la Virgen de los Dolores. En 1865 salió en rogativa para librar a Lebrija del Cólera, en 1886 se traslado a la Iglesia parroquial para celebrar una función de acción de gracias por su intersección. También en 1856 para implorar la misericordia divina por el temporal que se estaba sufriendo y el 21 de junio de 1857 se llevó a la parroquia para agradecerle la curación del Pbro. José Ferrero. Durante los años que duró la Guerra contra los franceses la Hermandad no celebró cultos ni realizó Estación de Penitencia por el mal estado en que se encontraba la cruz del señor, el manto y las urnas.

 

ORIGEN SERVITA DE LA HERMANDAD

     Como se indicó anteriormente y ante la inexistencia de Reglas en la Hermandad, se nombra una comisión compuesta por D. José María López y Valiente, D. Francisco Javier Morales Salazar y D. Francisco Velásquez y Velazquez  encargada de gestionar “con el mayor celo y recaudo” lo decidido en cabildo, iniciándose así los tramites para la incorporación a dicha Hermandad. Dicho permiso se obtiene y comienza para la comisión una serie de idas y venidas a Sevilla para cerrar tramites y recoger los signos, escapularios y reglas de la Hermandad Servita, para posteriormente presentarlo ante los hermanos en Lebrija.

     Nuestra Hermandad obtiene así su regla y se acuerda que el Subcorrector Segundo de la Hermandad  D. José Arias y Ruiz, acompañado del Hermano Mayor segundo  D. Juan Ramón Siurot y el Mayordomo D. Antonio de Alva y Bellido, “...y todos tres tomen y profesen el Santo Escapulario y profesen en dicha Ciudad, presentando después a la Hermandad las patentes que acrediten haberse incorporado a los Siervos de María, y se encargue al Mayordomo, los libros, impresos, coronas, escapularios y todos los útiles necesarios para llevar a cabo la instalación de esta Hermandad con los Siervos de Dolores, para que recoja el testimonio de la regla por la que ha de gobernarse esta Hermandad...”. Para su presentación y celebración se acuerda realizar una función solemne, invitándose al acto a las autoridades del momento. Se llevaría a cabo el tercer domingo de Septiembre, 19 del dicho mes, en que la iglesia celebra los Dolores de María Santísima.

     Ahora bien, ¿qué se ordena en esas reglas? En resumen, en esas reglas, se observan dos aspectos importantes: - al margen de lo que es la organización de una hermandad -. Destaca  el culto a la Madre Dolorosa: Ejercicios que han de hacer los hermanos a los que se dedica varios capítulos en la regla. El principal es  la Fiesta que se debe hacer el Viernes de Dolores; “ Ordenamos que todos los años el día que Nuestra Señora Madre Iglesia celebra los Dolores de la Santísima Virgen, haga esta Hermandad y Orden una fiesta con el mayor lucimiento, culto y adorno que sea posible, para lo cual se nombraran Diputados que con todo primor y celo, se dediquen a buscar lo preciso para el dicho fin”.

     En el capítulo IX se dice: “De los ejercicios que se han  de hacer, ordenamos que todos los viernes del año se rece la Corona Dolorosa conforme al libro que se imprimió el año de mil setecientos veinte y tres...”.

     Dispone la regla en su Capítulo X sobre las “Comuniones que deben hacerse al año y se dice “ Ordenamos juntamente, que cuatro veces en el año se haya de llamar por cédula a nuestra Hermandad para comulgar a nuestra capilla....Los días que han de hacerse las comuniones son el de los Dolores de María Santísima Señora Nuestra, el día de su Santísima Anunciación, Natividad de María Santísima y día de su Purificación...”

     El segundo de los aspectos al que nos referíamos , es el de la asistencia al prójimo, sobre todo en la muerte, así, en el Capítulo XI, - Sufragios que se harán a los hermanos difuntos – dice: “...falleciendo alguno de nuestra Hermandad y Orden, se haya de decir seis Misas rezadas  quam primum, daránseles también cuatro acompañados, doce cirios y otros tantos niños de la Doctrina para llevarlos, doce archeros, paño y bóveda y doble con la campana de nuestra Hermandad, desde que se mueren hasta que estén enterrados...”; en este capítulo se llega a concretar hasta el punto de concretar exactamente la asistencia post mortem que le corresponde al difunto dependiendo si es hermano o hermana, familiares directamente dependientes del hermano/a o no, si son correctores, si son o han sido oficiales...”

     También en relación con este último aspecto ,se dispone en dichas reglas la Visita de Hospitales “... es de nuestro orden el visitar en comunidad los Hospitales, por lo que ordenamos que por lo menos una vez cada año se visiten los enfermos de uno de los Hospitales de esta ciudad y se les dé pasto Espiritual, llevando para ello predicador que lo ejecute y se les hará algún regalito según se ha practicado”.

     Tipo de asistencia sumamente importante la mandada  prestar en la regla de la Hermandad para una sociedad donde el estado a diferencia de hoy día no proporcionaba  ningún tipo de cobertura social y más aún en una sociedad enormemente religiosa y católica en la que el bien morir era fundamental para la salvación del alma. Esto significaba morir cristianamente con la extremaunción, entierro digno, misas y sufragios por el difunto, algo que podría resultar caro para la inmensa mayoría de la población de entonces, pero considerada como una de las mejores inversiones del individuo.

     Estas dos cuestiones expresadas podríamos considerarlas como las señas de identidad de este tipo de Congregaciones servitas que parten ya desde su fundación en Florencia en 1233 en este sentido, cuando un grupo de  siete jóvenes santos fundadores (Buenhijo Monaldi, Bonayunta Manetti, Maneto dell’Antella, Amadeo Amidei, Sosteño, Hugo, Alejo Falconieri)  de elevada posición deciden abandonarlo todo, repartir sus bienes entre los necesitados y llevar una vida contemplativa entregados a la oración, alabanza del Señor y servicio al pobre, inspirándose en María, - la sierva del Señor – como dice en el pasaje evangélico de la Anunciación “He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra”. (Patrón de santidad seguido por Santa Juliana de Falconieri sobrina de San Alejo, quien fue dirigida espiritualmente por otro santo, San Felipe Benicio). Del ejemplo de la Virgen María asumieron el nombre de Siervos, y dieron inicio a una Orden religiosa especialmente dedicada a al Virgen que se fue extendiendo por todo el mundo. Concretamente en España, está presente a través de casas de frailes y monasterios de religiosas contemplativas, además de numerosas hermandades y cofradías, de las que son testigos las Hermandades Servitas sobre todo en el Sur de España.

     Estas cofradías, con el paso del tiempo han ido adaptando esas  señas y principios a las necesidades de cada época y hoy día se siguen llevando a gala esos principios de devoción mariana a Nuestra Señora de los Dolores y también – aunque no todo lo que se quisiera – el servicio y la ayuda al prójimo, al necesitado, aunque quizás de otro tipo al visto anteriormente.

     Para concluir, plantearnos, que visto el ideal servita, quizás debiéramos reflexionar sobre esos aspectos, si de verdad se lleva a cabo en nuestras hermandades, y sobre todo en nosotros que pertenecemos a ellas y que en realidad somos los que tenemos que propiciar esa entrega con la que surgió la familia servita allá en la Baja Edad Media; es decir que puede que la clave para muchas cuestiones que se nos presentan en la vida esté más en lo que seamos capaces de dar que en lo que podamos obtener.

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